Analizar, conceptualizar, definir, examinar, escuchar, razonar, síntetizar, mediante esto podemos evaluar la información así como nuestro pensamiento de un forma disciplinada, está evaluación nos lleva a redefinir los procesos de pensamiento. Gracias a esta redefinición conseguimos pensar y valorar la información de manera más comprensiva y seremos más capaces de identificar y rechazar falsas idéas e ideologías. El pensamiento crítico no quiere decir pensar mucho, sino hacerlo de forma más parcial y objetiva.
El racionamiento debe de estar basado en la lógica consciente y no en presiones sociales ni emociones. Ciertas actitudes humanas van en contra de la capacidad de cada persona para desarrollar un pensamiento crítico: la arrogancia intelectual, falta de respeto a la razón, falta de respeto a la evidencia y no ser capaz de dar una oportunidad a las opiniones o argumentos incluso si dichas pruebas o indagaciones nos llevan a descubrir defectos en nuestras propias creencias y la bagancia intelectual.
Un pensador crítico debe ser capaz de no sucumbir a las presiones sociales y ser consciente de cuales son sus áreas de ignorancia y atender a las evidencias y razones que se le presentan.
Para llegar a un pensamiento se debe reconocer y corregir los errores de su propio pensamiento así como desear adquirir y aplicar el mejor conocimiento y razón en todos los campos. De esta manera la persona estará mejor dotada para idear mejores soluciones a los desafios a los que se debe enfrentar.
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